Tengo un capricho!

A veces creo que no sería tan malo considerar la idea de regresar a antiguos vicios, al menos si enfermaba o algo malo sucedía, tenía a que atribuirle las culpas y el malestar, llenándome de incontables justificaciones que al final del día le restaban pesadez a ese sentimiento de culpa insana.
Hoy no me siento bien, de hecho me siento muy mal. Resulta que hace unos días la presión de mi corazón comenzó a ir en aumento, las sustancias químicas se han desbalanceado y creo que esto parece la crónica de mi desahuciamiento anunciado…. Jajajaja…. A decir verdad no me había sentido tan mal físicamente, quizá la edad me alcanzó y ahora está cobrando una terrible factura, pero bueno… sé que no soy la única persona con tan negro panorama, debo confesar que odio a la doctora que me ha atendido, tiene la calidez de un glaciar en cada palabra que dice y no obstante deja caer sobre mi rostro su mirada de lastima, con esos ojos grandes que resaltan de su negra tez.

Aahhh!! Tengo un capricho para antes de morir, quiero contemplar un atardecer de principio a fin y permanecer sentada en la playa, contemplar cada rayo de sol mientras escribo en un viejo diario todas las sensaciones y recuerdos que llegan a mi mente, no quiero lujos y mucho menos gente vulgar y barata, de esa gente que vive de apariencias y que se engancha a un aspecto material poco fructífero, sin duda su miseria existencial les persigue por completo.
Quiero degustar por última vez los tres placeres que más he valorado en mi vida, no es necesario enunciarlos, estoy segura que será lo único que nunca alcanzará el estúpido Alemán que a diario me asecha. Al final de todo ese infinito éxtasis de la vida, tumbada en el suelo, la cama, la arena; mi muerte será bienvenida.