Mi papá fue un hombre lleno de vida, cuando joven, pero no la supo administrar, la aprovecho al máximo y se la termino rápidamente. Apenas recuerdo algunas cosas de él, en su mayoría son relatos que escucho de la familia.
JJCP nació en Guanajuato en el año 1938, un hombre fuerte y aguerrido, a sus escasos 7 u 8 años se quedo huerfano de padre, al pasar de un tiempo su madre se encargo de darle n padrastro que lo maltrato y lo alejo de la superación y la educación, por aquello de sus 14 años, su madre murió al dar a luz a su hermana la más chica, el dolor le invadió y el rencor le devolvió el coraje que le permitiría irse de aquel pueblo 4 años después.
Llegó al DF a vivir en casa de una hermana, pero como era de esperarse, el muerto y el arrimado a los tres días apestan, los problemas y las incomodidades se hicieron presentes, entonces se fue con otra hermana, pero fue la misma cosa, aunque esta hermana era más tolerante, debido a la relación que había con mi abuela materna, mi adre conoció a la que hoy es mi madre, en realidad el tenía interés en la tía amargocita, pero sus infulas de señora le marcaron el limite y entonces se fijo en mi señora madre.
Así, paso año y medio de novios y decidieron casarse, él se dedicaba a su trabajo y a jugar beisbol, actividad que lo acercaba a los amigos y las cervezas, por lo que no le costo trabajo inclinarse por la bebedera en poco tiempo.
Ya casados comenzarón a vivir con la abuela, y entonces llegaron los hijos... como conejitos uno tras del otro, hasta llegar a 5, a eso le acompaño una situación económica límitada y llena de carencias, la dejades de mi madre hizo que aquello durara 34 años activos de matrimonio, yo llegué nueve años después de la última hija, jjmm... el destino desde entonces a jugado conmigo, parecía que la tenía más leve, pues practicamente era la conse de todos, pero entonces viene mi perspectiva del asunto:
Todos abusaban de sus fuerzas y su edad mucho mayor a la mía, me quisieron y me humillaron de forma repartida, me forjaron un carácter duro, fuerte y maduro. Por su parte mi mamá se enfocaba a la comida y la atención de su señor esposo, así estuviera que se la cargaba la chingada o hubiera tenido un disgusto muy grande en el día, siempre la vi haciendo quehaceres domésticos, y al pendiente de mi.
Mi padre se iba a trabajar 5:00am y regresaba 17:30 o 18:00, según sus ganas.... podía llegar a comer y quería el plato servido en cuanto se sentará a la mesa o bien que le adivinaran su deseos... cosa imposible y motivo de pleito e insultos hacia mi madre, ya más relajado y refrescado, comentaba los pormenores del día, luego leía su periódico o veía la tv, me daba algunos pesos para una golocina y luego a su cama a dormir.
Otras ocasiones llegaba mucho más tarde, con una actitud sonriente y extasiante, el alcohol en su sangre siempre se arraigaba a permanecer y eso le causaba placer, muchos fueron los días que lo vi llegar tambaleante, arrastrandro palabras, cantando fuerte o queriendo darle en su madre al primer wey que se pusiera frente a él. No olvido desagradables escenas, pero también hubo buenas, era cuando más ganas tenía de compartir y ser divertido.
El no sabía escribir, pero sabía leer bien, una imagen recurrente era verle en sus manos el periódico del día. Los domingos después del almuerzo, solía tomar mi mano y llevarme a caminar, a ver el beisbol del deportivo cercano a casa, ir con un amigo-vecino de casa (me gustaba ir, siempre me daban dulces y refresco y hasta tenían un perrito para jugar con él), en esos paseos me llenaba de todo lo posible, era la conse de mi papi, me daba mi domingo en viernes y si la comida no me gustaba, pedía algo especial para mi. Relojes, pulseritas de moda, ropa, zapatos, golosinas, raspados de grosella en el deportivo, paletas payaso, chocolates.... mmmm.... capturaba capullos y me los llevaba para que escuchara que había vida dentro de ellos.
Alguna vez me pidió que le enseñara a escribir, yo era muy pequeña y no supe como hacerlo, pero me hubiese encantado hacerlo hecho. Su trabajo era en la medida de lo alcansable, debo confesar que me apenaba decirlo y prefería callar, nunca me falto nada dentro de mi panorama general, el y yo hicimos un trato, yo le respondía en la escuela y él me daba lo que necesitara sin importar donde se tuviera que meter, y aún cuando en 1998 el ya no estuvo a mi lado, la promesa la cumplí. Quizá en otros estratos sociales, eso es un logro medio, es parte de... para mi, fue un gran paso.
Su muerte fue como crónica de una muerte anunciada, siete años antes de morir enfermo a causa de una terrible cirrosis que lo tuvo al borde de la muerte, sin embargo como en ocasiones anteriores, le dio licencia continuar y así lo hizo, los excesos no desaparecieron, por el contrario, eran más... algunas veces lo vi llegar golpeado y en decadente estado, pero lo peor fue verlo caer en su estado físico, padeció de una parálisis facial y cuando mejor estaba, un disgusto lo arruino todo, las vueltas al hospital eran diarias, dormíamos vestidos y con un pie puesto en el suelo, requería fuertes drogas para soportar el dolor, hasta que lo llevamos al Centro Médico y de ahí lo trasladaron a su clínica, el decía que iría al matadero, que ya se sentí morir, yo iba sentada frente a él en aquella ambulancia llena de cualquier tétrica vibra, es algo que detesto haber vivido.
Dos días antes de morir me dejaron entrar a visitarlo, ja! yo era menor de edad y por caso especial pude entrar a verlo, ya sabía con anterioridad que sus días estaban contados, su estado físico ya no soportaba mucho, así que cuando entre a visitarlo.... el impacto fue......... indescriptible, algo muy fuerte, su estatura o tamaño era el de un niño delgado y encorbado, una esquina de su sábana tenía manchas de sangre seca, su rostro y cuerpo era amarillo, la piel ceniza y su ojo dañado por la parálisis apenas cerraba, eso lo tenía incómodo, el olor de hospital y de desesos constantes, invadían el cuarto, me acerque a él y le dije que se escondía de mi, pues no lo encontraba.... y como encontrarlo si ya no era ni la sombra que conservaba en mis recuerdos.... entonces a manera de juego cubría y descubría su rostro con la sábana simulando que se escondía de mi. No podía emitir palabra, ni darme un beso, mucho menos un abrazo. No importo, yo le di un beso en su cabeza mientras acariciaba su cabello, enseguida sentí un nudo en la garganta del tamaño de un limón, quería salir corriendo hacia donde fuera y no verlo más así, me dolía verlo al borde de la muerte.
Ese fue el último día que lo vi con vida, al miércoles siguiente lo observe dentro de una caja de madera con un cristal a la altura de su rostro, relleno de algodones y vestido con un traje negro, su semblante fue relajado e inerte. Le miré por mucho tiempo y aún era increíble pensar que fuera él, todo fue claro cuando lo llevaron en hombres hacía el horno y después de una hora regresamos a aquella fría sala, y todo se redujo a cenizas, ahí estaba él, ahí estaba su cuerpo, su vida, sus errores y aciertos, sus 60 años llenos de esto y de aquello, juzgarlo y hablar de lo malo, era y sigue siendo un absurdo, ya no tiene derecho de replica.
Hoy te entiendo mi viejo, la carga era pesada y necesitabas repartirla, pero no supiste como, no te era suficiente tener en casa mujer sumisa y abgengada con todo e hijos, tu trabajo y tu conformismo te encarcelaron en la apatía y la mediocridad, fuiste débil y encontraste el único camino por el cual llegaste a la muerte que en más de una ocasión te cansaste de buscar, lo lograste, aunque el precio fue tormentoso.
Mi viejo, si hoy vivieras tendrías ya 73 años, cabeza blanca, más gruñón y enfermo, mi viejo! este lugar no era para ti, pero como me haces falta. En estos momentos, es cuando más quisiera que tomarás mi mado para estar contigo.